sábado, enero 05, 2008

01 de enero de 2008

Pasamos lindos momentos en San Marcos Sierras en medio de la naturaleza, un pueblo muy “roots”, con sus habitantes, sus visitantes siempre llegando a buen puerto. Nos gustó mucho a Paula y a mí, ver los hábitos distintos de la gente, niños jugando en el barro, gente andando descalzos. Una eterna sinfonía a lo simple.

La otra noche cuando regresamos del Quilpo, balnearios salvaje en plenos cerros, nos sentamos a tomar algo en un bar de la plaza. Parece ser que todo el mundo se mira, se observa, se siente. Obviamente no detecto ninguna onda de agresividad. Nada de extraño a lo natural. Cuando se puso a llover muy fuerte, hasta que se largo una granizada. Pocos momentos después que paro, nos fuimos a la plaza y veíamos las marcas de los pies de todos los hombres que estuvieron en la plaza, escapando, o yéndose.

La noche del año nuevo estábamos ahí, no podíamos encontrar un lugar para cenar, mejor dicho el único que nos acogía, nos fuimos vergonzosamente porque no había onda.

Entonces pasamos la noche del otro lado del puente, era 2007. Y cuando sonaron los cohetes de las doces, nos fuimos al puente para abrazarnos y ver una cantidad de estrellas impresionante.

Estar ahí era estar en un pasaje en el tiempo, y cruzamos el puente para llegar a 2008 con los mejores deseos.