viernes, marzo 14, 2008

San Andres y Providencia ( Colombia )


12 de marzo de 2008

Excursión a Johnny cay

Fuimos invitados por el hotel a salir de excursión para conocer islas más pequeñas.

El paseo era navegar en barco hasta dos islas “Rocky Cay” que separan el mar profundo con algas y el mar mediano donde se puede caminar y ese último es de arena blanca.

Al lugar de llegar en un lugar salvaje por lo difícil de acceder hasta ahí, llegamos ahí en un rasta-business, con un rasta-tour: una movida muy bien organizada por los isleños, donde llegaban barcos de 30 turistas cada media hora, 5000 pesos para alquilar mascaras de buceo, 8000 pesos tenis para caminar dentro los corales, carpas y reposeras, se podía comer también pescados fritos con arroz con coco, y algo de tomar, piña colada o coco-locos. Todo esto con fondo de reggae.

Cuando llegamos a Johnny cay, vimos que la cantidad de turistas se había multiplicado. Recuerdo que cuando miraba la isla desde las playas de san Andrés, me imaginaba un lugar paradisíaco con solo playa y vegetación. Pero en definitiva uno desembarca en un centro turístico con casitas de maderas con fondo de música reggae, y isleños vendiendo coco-locos, comidas, y recuerdos.

San Andres y Providencia ( Colombia )


14 de marzo de 2008

Beatriz, nuestra guía desde entonces, se subió a nuestro autito mientras nos hablaba en un patois local, mezcla de idioma ingles con un poco de español.

“Aquí la gente es pacifica” decía.

Nos movíamos a 25 kilometro hora por el barrio Loma Cove. Nos explicaba que hoy había un entierro, la gente iba a la casa del difunto para brindar apoyo a la familia. Y luego los iban a enterrar en el patio de su propia casa.

“Aquí la gente es muy creyente” nos decía Beatriz.

Nos hizo conocer a la primera iglesia bautista de Colombia, la “Loma first church”. Una típica iglesia anglicana de madera blanca edificada en uno de los lugares más alto de la isla.

“Hao Gona Fill?”

Paseamos a nuestra velocidad con un autito de golf por el barrio y los vecinos quienes la veía todos la saludaban. “Pos Pos Pos” gritaba “One Love” y terminaba por “All right”.

Aquí en San Andres, hay una población de 70.000 habitantes. Muchos “invasores” de Cartagena. Pero los isleños también se van de la isla para buscar trabajo por ejemplo en Panamá.

Beatriz tiene su hermana allá, en Italia, nos contó, se casó con un marinero, y se puso como peluqueria. Y de los 13 hermanos, dos se fueron para estados unidos, entonces quedan 9 hermanos viviendo en la isla. Familia numerosa, “había mucha comida afrodisiaca a la época” decía.

La carretera nos lleva por todo el barrio, un barrio de autenticas casitas de la costa, de madera, pintada de colores, y están ahí desde un siglo, o más. Muchas familias, y muchas historias pasaron por aquí, los vecinos las tienen guardadas hasta el día que las tienen que transmitir a alguien más del barrio.

San Andrés era también refugio de Piratas. El pirata ingles Morgan venia aquí para descansar, guardar botines, y también echar al olvido cuerpos decapitados de los que caían en su sentencia.

La autenticidad del pasado de la isla le da mucho encanto a conocer la isla, en el corazón de la isla esta la vida de los quienes están aquí desde siempre, presente en la historia con cada respiro, y saben que se puede vivir en paz si acompañan cada ritmo del barrio, si respetan su reglas, y de ir a cada domingo a rezar por su familia y su pueblo.

San Andres y Providencia ( Colombia )


12 de marzo de 2008

Hicimos una larga excursión por la isla.

Los isleños viven por una parte escondida de la isla, lejos del centro turístico, y lejos de los hoteles lujosos. Ahí me puedo dar cuenta de lo precario de sus vidas. Casitas de pescadores, muy humildes, de madera. Herencias de abuelos y bisabuelos, porque la propiedad está muy controlada.

A cada parada de nuestro autobús un hombre está ahí para pedir colaboración. Me estoy enterando de lo difícil que es vivir en la isla, y convivir con la realidad de los turistas. Muchos encuentran trabajos en los numerosos tours, pero siempre otros no logran a hacer el paso, o simplemente escogen vivir en la bohemia.

En las playas siempre está el personaje pintoresco del lugar que busca una compensación, un hombre distrayendo turistas.

Tengo la sensación que algún día como en todas partes del mundo la bohemia podría desaparecer del todo y dejar lugar a la delincuencia organizada. Las generaciones posteriores que no encuentran tampoco su modo de inserción, van a elegir un modo rápido de ganarse la vida y sin mística también la posibilidad de morir rápido por balas.

Algunos de estos personajes se volvieron ermitaños, se exiliaron de la realidad del razonamiento común, hacen parte desde entonces del paisaje exótico, y de las calles turísticas. Los turistas hablan mejor con ellos que hasta los mismos lugareños, quienes les consideran como locos.

San Andres y Providencia ( Colombia )


Johnny cay

Estamos en el cuarto del hotel Tiuna, soñando despierto con Johnny cay. Nos señalaron una invasión de cucarachas en el primero piso, entonces nos recluimos en el cuarto. Nuestro programa hablaba de una transformación al final del día.

Estamos rodeados de agua, el océano presente por cada lado de la isla. Uno sabe siempre donde está. Pero pierde fácilmente la noción del norte, la isla se encuentra entre Panamá, Nicaragua, Jamaica, y por supuesto decenas de otras islas con o sin habitantes, viviendo su propio exotismo con su grado de civilización, a saber si tiene agua potable, o no. Y para los más exigentes si tiene centro comercial o no.

San Andres y Providencia ( Colombia )


11 de marzo de 2008

Johnny Cay

Llegamos el lunes a san Andrés de providencia, una isla en el Caribe cerca de Nicaragua, un aeropuerto más chiquito, donde llegan centenas de turistas, colombianos de todas provincias, extranjeros, y también residentes quienes vuelven del invierno para volver al verano. Desde el aeropuerto al hotel, nos subimos a un taxi entramos en sintonía con los ritmos caribeños de la radio y el paisaje de palmeras.

En esta época del año, marzo, pareciera que todo el mundo sabe quien llegó por lo tranquilo que esta el pueblo. Y miramos a nuestro vecino de asiento en un radio de 600 metros del hotel.

Johnny Cay te veo por fin desde las ventanas del hotel Tiuna, situado frente a la playa.
Arena blanca,
mar de color esmeralda y transparente.

Cuando estábamos en el avión vimos como emergen las islas en un agua de azul puro. Se distinguía las zonas de corales de las zonas de arenosas en el mar. La isla es como un cráter visible a ojo humano en medio del gigante océano. Bordado de agua con arena blanca, y vegetación verde. Un espectáculo que se puede ver desde la llegada en avión.

14:30 - Aterrizamos en un mapa en relieve.