Estaba agarrado a un palito, observando casas por casas, cuadras por cuadras. Veía todo el recorrido del día anterior con mucha atención. Ahora ni siquiera veía el mar. Todo ese camino lo había recorrido durante días y ahora qué?
El viento me llevaba a donde se le cantaba. No podía bajar de mi palito, tampoco tenía el control de mi alfombra voladora. metros por metros, veía pasar una impresionante cantidad de tiempo. Hasta que tenía mucho gana de bajarme para reorganizar me. Pero no había mejor lugar para prepararse a bajar que sobre ese vuelo. No podía decidir a donde caer. Era una situación imposible a prever el día anterior. Esto no tenía que pasar.
Soplaba mucho viento en la ciudad. El dibujo de la ciudad era tan recto, tan simétrico que facilitaba mucho al viento a recorrer primero las calles horizontales, después otro día recorría las calles verticales. Que se llevaba el viento?
Todo.
Arenas por supuesto, ramas, bichos, hojas, basuras, botellas plásticas, pertenencias personales robadas o dejadas.